viernes, 10 de noviembre de 2017

CONTADA POR IDIOTAS.

“La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido”. 

En torno a estos versos de Macbeth empieza a articular Faulkner "El ruido y la furia" . El idiota es Benjamin Compson, que farfulla y gorjea sus salmos inconexos al inicio de la novela. Después vendrán otros miembros de la familia contando su punto de vista. Pero lo sustancial, si hemos sabido entenderlo, ya lo ha dicho el tonto, Benjy Compson.

El problema viene cuando sólo escuchamos de esquina en esquina cuentos narrados por idiotas. Sólo por idiotas, retrasados mentales, lelos. Entonces es un  Sindios.

Esa gente que se alimenta de la Política - probablemente el centro de Discapacitados mentales más grande de este país- , o de unos programas de Televisión ideados por deficientes , presentados por  bobos. Aquellos estúpidos que se dejan embaucar en su particular Timo de la Estampita  por pillos que se hacen pasar por imbéciles.

 - ¡Tengo una tampita, tengo una tampita! 

 -En la vida hay algo que no olvidas cuando lo ves por vez primera: encontrarte con unos padres idiotas, que se casaron por una estupidez, tuvieron dos  hijos por su insensatez, y a los pocos años se separan de un modo tontaína.

 Es lo que puedes esperar de gente idiota

Bastan unos padres inútiles para joderle la vida, la mejor parte de la vida, a unos niños. 

Y después qué. Qué les queda a los niños tras esa descomposición familiar, ese anteproyecto de vida dinamitado estúpidamente. Pues les queda el exilio. El exilio de dentro y el de fuera. La reconquista lenta y dolorida del ser esquilmado, hurtado de la frondosa infancia primera, la única, la despreocupada y casi feliz casi siempre juventud primera.



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