Muchas veces me lamento por lo que no tengo.
Pero ahora lo que más falta me hace no es lo que deseo, sino lo que ya poseo: escuchar esta lluvia que es cosa fina, escribir, ordenar el apartamento donde vivo, atender un madrigal de Monteverdi, y amar esta hora.
Muchas veces usamos de una manera absurda lo que tenemos, la gente que nos acompaña, la vida que podemos disfrutar, y la peor de las privaciones consiste en ese mal uso.
¿Quién necesita más el pan que alimenta, el que tiene hambre o el que lo vomita?
¿Quién está más necesitado de amor:la chica que está esperando que aparezca su príncipe azul, o el vicioso que corrompe todo lo que toca?
¿Quién está más lejos del verdadero Dios: el ateo angustiado por el vacío de un cielo sin respuesta, o el beato que estruja la fe con su corazón como si fuera un amuleto que besa histérico y atormentado?
Me quejo de mi pobreza, y no considero el uso que hago de mi riqueza.
Más:si eres incapaz de percibir ese brillo divino escondido en cada cosa, aunque lo poseas todo, no tendrás nada.
Esta entrada se merece un aplauso.
ResponderEliminarUna entrada para " guardar como".
ResponderEliminarGracias