No se dice, pero todos sabemos que es así: en la iglesia católica hay un cisma de Padre y Señor mío.
Hay sacerdotes que absuelven pecados en los que no creen. La doctrina se imparte depende dónde y según cómo.
Una historia de aquí.
Una pareja de lesbianas, son catequistas. El párroco lo sabe, pero hace la vista gorda. Un día proponen dar testimonio de su amor en público, en una ceremonia comunitaria. El presbítero se planta y les dice que no puede ser.
- No es por mi - argumenta- es que la Iglesia no lo permite.
Se rebelan todos los catequistas, y proponen una reunión. Defienden el derecho de la pareja homosexual a manifestar su amor.
El párroco dice que naranjas de la China.
- Que levanten la mano - propone el líder de los catequistas- los que han tenido ,o mantienen aún, relaciones prematrimoniales con su pareja.
Todos alzan el brazo.
- Mosén- añade el catequista- la Iglesia tampoco permite estas relaciones, así que, o consiente que den su testimonio de amor fulanita y zutanita, o nos vamos todos de la parroquia.
Se fueron.
No termina aquí la historia.
Se fueron a un centro que dirigen los padres jesuitas en una iglesia cercana, donde fueron acogidos con los brazos abiertos.
¿Es sólo una anécdota?. No lo creo. Es un botón de muestra.
Lo que el Barça o el Madrid no tolerarían a sus jugadores ( si eres del Barça lo eres con todas sus consecuencias...no se entendería que Mesi besara el escudo del Madrid) está sucediendo en la Iglesia. En lo moral, en lo político, en lo religioso...
El problema es de aúpa.
En todos los caminos hay algo en común: el Silencio como inicio a la Meditación, la Soledad para alcanzar a escuchar a Dios, la Paz interior como senda de desprendimiento...hoy todo eso suena a broma, a exagerado, a gente zumbada.
Hay sacerdotes que absuelven pecados en los que no creen. La doctrina se imparte depende dónde y según cómo.
Una historia de aquí.
Una pareja de lesbianas, son catequistas. El párroco lo sabe, pero hace la vista gorda. Un día proponen dar testimonio de su amor en público, en una ceremonia comunitaria. El presbítero se planta y les dice que no puede ser.
- No es por mi - argumenta- es que la Iglesia no lo permite.
Se rebelan todos los catequistas, y proponen una reunión. Defienden el derecho de la pareja homosexual a manifestar su amor.
El párroco dice que naranjas de la China.
- Que levanten la mano - propone el líder de los catequistas- los que han tenido ,o mantienen aún, relaciones prematrimoniales con su pareja.
Todos alzan el brazo.
- Mosén- añade el catequista- la Iglesia tampoco permite estas relaciones, así que, o consiente que den su testimonio de amor fulanita y zutanita, o nos vamos todos de la parroquia.
Se fueron.
No termina aquí la historia.
Se fueron a un centro que dirigen los padres jesuitas en una iglesia cercana, donde fueron acogidos con los brazos abiertos.
¿Es sólo una anécdota?. No lo creo. Es un botón de muestra.
Lo que el Barça o el Madrid no tolerarían a sus jugadores ( si eres del Barça lo eres con todas sus consecuencias...no se entendería que Mesi besara el escudo del Madrid) está sucediendo en la Iglesia. En lo moral, en lo político, en lo religioso...
El problema es de aúpa.
En todos los caminos hay algo en común: el Silencio como inicio a la Meditación, la Soledad para alcanzar a escuchar a Dios, la Paz interior como senda de desprendimiento...hoy todo eso suena a broma, a exagerado, a gente zumbada.
No diré que he perdido la fe, que quizás sí para algunos, pero no quiero saber nada de esa iglesia ni de esos curas. Ni de sus obispos.
Quiero llegar a ese cruce de caminos que es el encuentro personal con un Dios personal. Sé que estoy en tierra de nadie, pero me niego a pertenecer cultural e ideológicamente a una religión que sólo es política , o sea, nada.
Quiero llegar a ese cruce de caminos que es el encuentro personal con un Dios personal. Sé que estoy en tierra de nadie, pero me niego a pertenecer cultural e ideológicamente a una religión que sólo es política , o sea, nada.