martes, 6 de junio de 2017

SÓLO EL CÉSAR NOMBRA CÓNSUL A SU CABALLO

Nadie  le  ha  visto  llorar  ni una sola vez  en  su  vida  de  adulto. 

Le recuerdo  en la muerte de  su  madre  con una amplísima  sonrisa , como diciendo " aquí no ha  pasado nada. La  voluntad  de Dios  se  cumple  siempre.". Se  olvidó de  que  Jesús  lloraba  ante el dolor  ajeno. Tenía  el bocado de  su sensibilidad  muy tascado . Es   cierto  que  toda espontaneidad  es  fabricada  pero, así  me  lo pareció, hay grados  y grados de represión.

Este  hombre  tenía  muchas de sus espontaneidades  reprimidas.

La solidaridad  de este  hombre  también era afectada. Exquisitamente  centrado en sí  mismo, su caridad  pasaba  por  un previo  montaje  intelectual. Podría estar  uno desangrándose en la cuneta que sólo vendría a  echar  una mano si  con ello  reforzara su  artificio teórico.

Desde  luego, si  juega  el Real Madrid, olvídate de  esperar  nada de  este  buen samaritano.

Nada  especial. Es  muy  propio  de  la  condición humana  eso de filtrar aquello  que  nos conviene.Aunque en su caso  resulta desconcertante  en  alguien  que predica el evangelio.

Este  hombre  fue Príncipe en el colegio de  los jesuitas donde  estudió. Eso  le  ha  condicionado, ¡y de qué manera!, manteniendo  una  permanente  tensión  egótica. ¡Dios, qué ego!. Le  llega la barbilla  porcima de  la frente, que diría  aquel. Ojos  alerta, boca estrecha, sin labios, con un rictus permanente de  cinismo en la mirada.

De repente, descubres en él  un vahído  de tristeza, un alma  cansada, un cierto estado  de  desamparo, una  inmensa  sed de  comunicarse  y ser  querido. Pero  no sabe  cómo  ni con quién.

Una  vez  me  comentó  que él era  cristiano porque  había  tenido una experiencia de Jesucristo. La  idea  la  había  tomado de un texto de  de Juan Pablo II: "un cristiano es alguien que ha tenido una experiencia  de Jesucristo". No  sé exactamente  a  qué se  refiere  con eso. Quien más  quien  menos  en su educación  cristiana  ha  podido  sentir esa  experiencia...¿pero  realmente es  de  Jesucristo?.

No sé. Seguían intactas  sus reservas de  ingenuidad  mágica.  Uno tenía  la  impresión que ese  hombre todavía  llevaba  puesto el  traje de  la  primera Comunión, como que  le estallaban  las  hechuras  y  le  iba  pequeño. ¿A qué  le  llamaría  él " experiencia de  Cristo"?. 

Porque  yo  también  he  sentido  esas  experiencias  pero, ¿es  de  Cristo?. He  hecho  la  experiencia de Cristo, y  la del  Jack's Daniels  con hielo, la  de  bañarme desnudo en una cascada  en el valle de Barrosa,  y la experiencia del sexo sin amor, y la del sexo enamorado...o la  experiencia de la nada. Y  la  de  la  muerte. La de asomarme  a un  precipicio  y  cerrar  los  ojos. Y  la  experiencia  de tocarse, olerse, besarse, pederse, escapar, llorar  por no sabes  qué, o  llorar  porque ti...

¿Pero en cuál de ellas  estaba  Cristo?.

Ese  hombre  se ha  fosilizado. O  esa  es  la  impresión  que  he  tenido. No se  ha  movido  ni un  ápice  de donde  le  dejé. Una  pena. Al final uno entiende que lo que de verdad  importa en las personas es el modo en que concilia  los antagónicos que  llevamos  dentro. Sólo  un  hombre sabio es capaz de  cometer  necedades. Todo ser  humano  es  un proceso  oscilatorio. Más aún, uno ha  aprendido -  desde  luego de  mi  sin ninguna  duda- que  habida  cuanta de la santidad  y sabiduría  que se  predica de  alguien , se  puede  predecir la cantidad de  desatinos, insensateces  , y  tonterías, que habrá cometido en su vida.

Sólo el César  nombra  cónsul a  su caballo.  



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ESPACIO RADICAL: PARECER RICO, PARECER POBRE.


1 comentario:

  1. Cada uno hace lo que puede, Suso... y este señor seguramente también. No seas tan duro con los demás, tío...

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