jueves, 16 de marzo de 2017

GAFAS DE SOL.

Los  prejuicios son gafas de sol  que  hacen que no veas  la vida del color que tiene . El problema es  que pienses  que  si le quitas  las gafas de sol de sopetón  crees  que  verá  los colores  tal y como son...y no: la luz  del día te ciega , y te obliga a  cerrarlos.

No es esa  la solución contra  los  prejuicios.

Desde el paleolítico la humanidad se divide en dos: unos que descubren esa nueva luz en todas partes, la incorporan a su espíritu y la proyectan sobre los demás.

Otros que lo ven siempre todo  con gafas oscuras  y trasmiten su propia oscuridad alrededor e incluso en pleno agosto, con todas las chicharras hirviendo, no son capaces de  mirar  sin las ahumadas. 

Esta dicotomía del alma puede aplicarse a cualquier tipo de personas, en el espeso caldo humano que uno se ve obligado a navegar en  esta  vida.  Te recomiendo  que incorpores  la naturaleza a la vida  y que te alegres   al saber que el sol irá mordiendo la oscuridad, despertará inevitablemente la savia en los troncos de los árboles y ese acontecimiento te dará  vida, y vida  alegre.

Cuando Jesús dijo "Yo soy la luz del mundo" estaba  diciendo  muchas cosa. Pero esa  luz no  necesita de unas rayban.

En este tiempo de disciplinantes aciagos, para salvarse hay que elegir entre aquellos que al ver unas flores siempre piensan en un féretro y los que viendo esas mismas  flores  piensan  en un amor.

Para  salvarse, no hay  que  irse a seguro cuando llueve  fuerte...hay que bailar debajo de la tormenta.

Para vivir hay que demostrar primero que uno no está muerto por dentro.


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ESPACIO RADICAL LIBRE: MILAGROS

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